sábado, 12 de julio de 2008

Barro

La piel arrabia. La música suena y me mece, me mece, me mece. La piel arrabia y el alma se alza alborotada. La música suena y las palabras colmadas rinden sus bastiones. Mis ojos cerrados atienden al ritmo. Deseo, sueño, lucho y grito. Grito. Grito.

Es mi día un hueco hiperlativo y son mis gritos los designios del silencio. Palpita el verano aunque sople el viento y amenace la lluvia con distinguir mi rutina. Aunque yo añoro a la lluvia, a mi lluvia. Yo la añoro a ella. Y es Verano. La lluvia no existe.